¿Sabías que el Eneagrama es una de las herramientas que nos legó el trabajo de Gurdjieff y el Cuarto Camino?
Así es. Tal vez no sepas qué es el Eneagrama, o quizás sí. Quizás hayas oído que es una forma de clasificar distintos caracteres según pasiones dominantes.
En realidad, el Eneagrama es un símbolo: una estrella de nueve puntas que representa el mapa del trabajo interior del ser humano. A partir de ahí surgen las pasiones dominantes, es decir, podríamos decir que cada uno de nosotros está regido por nueve impulsos básicos: ira, orgullo, vanidad, envidia, avaricia, miedo, gula, lujuria y pereza.
Estas pasiones son impulsos inconscientes, soterrados, que guían nuestra vida. Son respuestas que surgieron en la infancia para gestionar el dolor y se quedaron ancladas como automatismos. Es crucial aprender cuáles son las pasiones que nos gobiernan, porque a través de ellas dirigimos, sin darnos cuenta, toda nuestra existencia.
¿Es importante?
Muchísimo. En el trabajo personal, el Eneagrama es una herramienta poderosa para conocerse, detectar los puntos débiles y, sobre todo, comprender la neurosis que nos enreda. Ese es el quid de la cuestión. Permíteme explicarte cómo interpretan la neurosis el Eneagrama y el Cuarto Camino:
1. La neurosis como exilio de uno mismo
El Eneagrama —herencia viva de maestros como Óscar Ichazo y Claudio Naranjo— entiende la neurosis como un corsé invisible que cada tipo de personalidad forja para sobrevivir al dolor primigenio. Es una estrategia mecánica y adictiva para protegernos del terror de no ser amados, de ser insuficientes o de ser abandonados.
Cada punto del Eneagrama encarna una pasión neurótica: la ira del Uno, el orgullo del Dos, la vanidad del Tres, la envidia del Cuatro, la avaricia del Cinco, el miedo del Seis, la gula del Siete, la lujuria del Ocho y la pereza del Nueve. Son máscaras de cartón para ocultar una herida sagrada.
Ejemplo cotidiano:
Observa a un Tres, que un lunes en la oficina sonríe con dientes blanqueados y un currículum reluciente, mientras por dentro se desangra de miedo a no ser visto como “el exitoso”. O a un Seis, que revisa mil veces la cerradura porque su psique le exige sentirse a salvo... aunque jamás lo esté.
2. El Cuarto Camino: la neurosis como sueño mecánico
Gurdjieff, en su sabiduría brutal y despiadadamente amorosa, define la neurosis de otro modo: no existe tal cosa como la “persona normal”. Todos estamos dormidos, hipnotizados por automatismos. La neurosis es sinónimo de sueño: dormimos despiertos, reaccionamos, rumiamos, soñamos sin darnos cuenta.
Lo que un psicólogo llama neurosis, el Cuarto Camino lo llama identificación o fragmentación del yo. Somos una legión de yoes contradictorios: el yo que promete madrugar, el yo que quiere dormir cinco minutos más, el yo que reza y el yo que blasfema. Y todos esos yoes se devoran entre sí.
Ejemplo cotidiano:
Cuando dices “quiero dejar de fumar” pero a las tres horas compras una cajetilla, no es contradicción moral: es pura mecánica. No hay nadie al mando. No hay capitán en la nave. Eso, querido lector, es la neurosis: una casa sin amo.
3. Caminos de redención: lo que proponen ambos
Tanto el Eneagrama como el Cuarto Camino, aunque no se enseñan oficialmente juntos, apuntan a lo mismo: despertar de la máquina.
En el Eneagrama, el antídoto es la conciencia autoindagadora y la humildad para deshacer la pasión raíz.
En el Cuarto Camino, el remedio es la Observación de Sí, la Recapitulación, la No Identificación y la Rememoración de Sí: prácticas vivas para despertar en el momento presente.
Ejemplo simple:
Hoy, mientras tomes café, observa cómo surge el deseo de mirar el móvil. No luches ni lo reprimas. Solo obsérvalo como a un tigre en su jaula. Eso, repetido mil veces, erosiona la neurosis.
4. Referencias que avalan esto
Claudio Naranjo, psiquiatra chileno, integró el Eneagrama con la psicoterapia moderna y lo llamó la psicología de las pasiones.
George I. Gurdjieff, místico armenio, creador del Cuarto Camino, enseñó a Europa entera que la verdadera neurosis es el olvido de uno mismo: “El hombre tal como es, no puede hacer nada; todo le sucede.”
P.D. Ouspensky, discípulo de Gurdjieff, escribió Fragmentos de una enseñanza desconocida —un manual de cirugía para la mente mecánica.
Mauricio Mazzanti, en sus textos contemporáneos, retoma la voz de Gurdjieff y la traduce a un lenguaje terapéutico, claro y vigente.
5. Visión de futuro
La humanidad —y tú, — está invitada a mutar de autómata sufriente a hombre o mujer consciente. El Eneagrama es el mapa de las trampas. El Cuarto Camino es el machete para abrirse paso en la selva. No hay gurú externo: solo tú, sudor, lágrimas y una pasión radical por la verdad.
En suma
Neurosis = Pasión no vista (Eneagrama) + Sueño mecánico (Cuarto Camino)
Curación = Atención + Recuerdo de Sí + Acción Consciente
Menuda paliza te acabo de pegar, ¿verdad?
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HOLA!, Soy el idiota que escribe esto...
Y quizás sea interesante o tal vez no, no lo sé; Ser o no ser... ese es el verdadero dilema. Este es un espacio para soltarme, un lugar donde dejo fluir mis ideas más disparatadas, donde me entrego a la procrastinación del cuerpo y al impulso mental de vomitar públicamente, para exorcizarme y, quién sabe, quizá también para exorcizar a otros. Ser humano es más complejo de lo que parece, porque hay que saber cuándo soltarse y cuándo atarse. ¿Cuándo cada cosa? Ahí radica la verdadera cuestión. A ojo de buen cubero, diría que ese es el dilema: cuándo ser mitad hijo de Dios y cuándo mitad hijo de puta...
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