Tantra: cómo recuperar la conexión con tu cuerpo y tu energía sexual

Hace más de quince años comencé mi camino en el Tantra. No como una moda ni como una vía de evasión espiritual, sino como una práctica viva que me enseñó a entender la energía sexual como lo que realmente es: la base de toda nuestra vitalidad.

Con el tiempo, lo que comenzó siendo curiosidad se transformó en una metodología clara y aplicable, que hoy comparto en mi formación de Tantra. En ella no se trata de teorías complicadas, sino de aprender a trabajar con el cuerpo: a través de la respiración, el movimiento y el sonido, las tres claves que permiten activar, regular y expandir la energía sexual de forma consciente.

¿Qué beneficios tiene practicar Tantra?

El Tantra actúa directamente sobre el sistema nervioso, la energía vital y la percepción corporal. Cuando aprendes a respirar con presencia, moverte con libertad y liberar la voz, el cuerpo se reeduca.

Dejas de reaccionar desde la tensión y comienzas a responder desde la sensibilidad. Ese cambio fisiológico transforma tu manera de vivir la sexualidad.

1. Regulación y vitalidad

El Tantra enseña a contener y canalizar la energía sexual sin reprimirla. Esto fortalece el suelo pélvico, mejora la circulación y potencia la vitalidad general. Con el tiempo, notas más energía durante el día y una libido más estable y natural.

2. Placer consciente

En lugar de buscar el orgasmo como una meta, aprendemos a disfrutar del proceso, del contacto, de la respiración compartida. El placer se vuelve más profundo, más lento, más real. El cuerpo entero se convierte en un instrumento sensible, y la excitación deja de estar limitada a los genitales para volverse una experiencia global.

3. Conexión emocional

El Tantra sana el vínculo entre sexualidad y emoción. Nos ayuda a liberar culpa, miedo o vergüenza, y a abrirnos a una sexualidad más auténtica, sin máscaras. Esto repercute directamente en la pareja: mejora la comunicación, aumenta la confianza y transforma el encuentro en un espacio de presencia y ternura.

4. Desbloqueo y sanación

Muchas personas llegan con dificultades como anorgasmia, eyaculación precoz, baja libido o desconexión corporal. A través del trabajo somático, el cuerpo aprende a relajarse y a fluir de nuevo. El resultado es una sexualidad más libre, más viva y más amorosa.

5. Expansión de la conciencia

Cuando la energía sexual se eleva, la percepción se amplía. Es posible sentir una conexión más profunda con uno mismo, con la pareja y con la vida. Por eso decimos que el Tantra no solo mejora la vida sexual: transforma la manera de habitarte.

Mi formación de Tantra no es solo un curso, es una experiencia integral de autoconocimiento. Es para quienes sienten que el cuerpo guarda memorias, para quienes intuyen que el placer puede ser una vía de expansión y no de pérdida, para quienes quieren reconciliarse con su energía vital y aprender a usarla como fuerza creativa, emocional y espiritual.

El Tantra, cuando se practica de verdad, no te enseña a tener más sexo. Te enseña a vivir con más presencia, más sensibilidad y más alma.

HOLA!, Soy el idiota que escribe esto...

Y quizás sea interesante o tal vez no, no lo sé; Ser o no ser... ese es el verdadero dilema. Este es un espacio para soltarme, un lugar donde dejo fluir mis ideas más disparatadas, donde me entrego a la procrastinación del cuerpo y al impulso mental de vomitar públicamente, para exorcizarme y, quién sabe, quizá también para exorcizar a otros. Ser humano es más complejo de lo que parece, porque hay que saber cuándo soltarse y cuándo atarse. ¿Cuándo cada cosa? Ahí radica la verdadera cuestión. A ojo de buen cubero, diría que ese es el dilema: cuándo ser mitad hijo de Dios y cuándo mitad hijo de puta...

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