Hola, alma que respira...
Hoy quiero hablarte de algo incómodo. De eso que nadie quiere mirar y que, sin embargo, lo cambia todo: la muerte.
Pero no desde el drama o la espiritualidad hueca. Sino desde un lugar más radical: el oxígeno. La respiración. La descomposición.
Sí, suena fuerte. Y lo es.
Pero también es profundamente liberador.
El oxígeno que nos separa de la muerte
¿Alguna vez te has preguntado qué pasará cuando mueras?
No me refiero al momento en que estés muriendo, con sus miedos, sus dolores, esa sensación de que no viviste lo suficiente…
Me refiero a lo que sucederá justo después. Cuando ya no estés. Cuando tu cuerpo quede aquí y tú —o lo que eras— te hayas ido.
¿Sabes qué es lo más probable?
Que no pase nada.
La gente llorará. Alguien pensará que tendría que haberte abrazado más. Otro se quedará con la culpa.
Y tú… ya no estarás.
Aquí quedará tu cuerpo.
Y lo único que pasará con certeza es esto: te vas a descomponer.
La muerte empieza cuando el oxígeno abandona tu cuerpo.
No es el alma la que se va primero. Es el aliento.
Y cuando el oxígeno se retira, todo se derrumba: las células mueren, las bacterias despiertan, el cuerpo se vuelve festín.
El proceso es poético y brutal.
Y sin embargo, mientras vivimos, apenas le prestamos atención a la respiración.
Respiras como vives. Y vives como respiras.
La mayoría respiramos sin conciencia, con la misma limitación con la que amamos, sentimos, decidimos.
Cada uno de nosotros tiene una forma muy suya de respirar: superficial, contenida, acelerada, bloqueada…
Y esa forma está directamente ligada a nuestro carácter, nuestras heridas y nuestras defensas.
La respiración nos refleja. Y también nos moldea.
Pero lo más increíble es que también puede transformarnos.
Porque cambiar la respiración cambia el estado de ánimo. Y cambiar el estado, cambia tu forma de estar en el mundo.
Respirar es un arte. Y nadie nos lo enseñó.
Respirar bien no es solo inhalar y exhalar.
Es aprender a:
Activar la energía vital
Calmar el sistema nervioso
Transformar la ansiedad en presencia
Desbloquear tensiones antiguas
Mejorar el encuentro íntimo
Expandir la conciencia
Volver al cuerpo
La respiración es una medicina gratuita, natural y siempre disponible.
Pero para que te sane, primero tienes que aprender a escucharla… y a transformarla.
No esperes a morirte para darte cuenta.
No te conformes con respirar por inercia.
No sigas usando el oxígeno solo para evitar la muerte.
Usa la respiración para vivir diferente. Para sentir más. Para amar mejor. Para estar aquí de verdad.
Respira.
Y hazlo como quien elige volver a nacer.
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HOLA!, Soy el idiota que escribe esto...
Y quizás sea interesante o tal vez no, no lo sé; Ser o no ser... ese es el verdadero dilema. Este es un espacio para soltarme, un lugar donde dejo fluir mis ideas más disparatadas, donde me entrego a la procrastinación del cuerpo y al impulso mental de vomitar públicamente, para exorcizarme y, quién sabe, quizá también para exorcizar a otros. Ser humano es más complejo de lo que parece, porque hay que saber cuándo soltarse y cuándo atarse. ¿Cuándo cada cosa? Ahí radica la verdadera cuestión. A ojo de buen cubero, diría que ese es el dilema: cuándo ser mitad hijo de Dios y cuándo mitad hijo de puta...
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